miércoles, 8 de abril de 2015

Tarea 3: "Visitamos monumento"

1.1 Itinerario:


1.Dirígete hacia el oeste en Ronda de Toledo hacia Calle de la Ribera de Curtidores
0,3km

2.Gira ligeramente a la derecha para continuar por Ronda de Toledo
0,2km

3.En Glorieta Puerta de Toledo, toma la segunda salida hacia Av Gran Via de San Francisco
0,5km

4.En la rotonda, continúa recto por Calle Bailén
1,3km

5.Continúa por Plaza de España.
0,1km

6.Continúa por Calle Ferraz
0,5km

7.Gira a la izquierda hacia Calle Rey Francisco
0,1km

8.Gira a la izquierda hacia Paseo del Pintor Rosales
0,1km

Templo de Debod, Calle Ferraz, 1, 28008 Madrid, Madrid, España
 
 

1.2 Descripción del monumento

El templo egipcio de Debod es el único edificio egipcio en España y uno de los pocos existentes fuera de Egipto.
Su construcción se remonta al II milenio aC.
Fue donado a España en 1968, en agradecimiento por la participación de nuestro país en el salvamento de los templos de Abu Simbel, e instalado en Madrid dos años después. En 2008 ha sido declarado Bien de Interés Cultural.

En el exterior del templo se conservan dos de los tres portales originales del santuario. El más cercano al templo es el único fechado con seguridad.

Ya en el interior del templo, la primera estancia es un amplio vestíbulo, cuyos muros fueron decorados en época de los emperadores romanos Augusto y Tiberio. Muy dañado en el siglo XIX, en la actualidad sólo restan las escenas pertenecientes a Augusto. Atravesando la puerta central se accede a la capilla construida por el rey Adijalamani, hacia el 200-185 antes de Cristo, en la que el monarca aparece realizando ritos y ofrendas ante los dioses del templo.

Tras la capilla de Adijalamani se llega a la parte más sagrada de un templo egipcio: el santuario. Allí, dentro de un sagrario o naos se guardaba la imagen del dios y era ante él donde tenían lugar los ritos más sagrados. El naos está dedicado al Amón de Debod, y fue mandado construir por el rey Ptolomeo XII (80-51 antes de Cristo). Las otras dos capillas laterales acogían las estatuas y altares de otros dioses secundarios. En ellas, disimuladas en los muros, se abren sendas criptas que servían para guardar los objetos sagrados.

Junto a estas estancias, un mammisi de época romana y una terraza con una capilla, a la que se accede por una estrecha escalera, completan la estructura básica de un templo ptolemaico.